En el ámbito internacional, la atención a la desigualdad de las mujeres se ha dado de manera progresiva desde la creación de la Organización de las Naciones Unidas en 1945, año en que, de los 51 estados miembros originales al momento de la creación del sistema de naciones unidas, solo 30 permitían que las mujeres tuvieran los mismos derechos de voto que los hombres o les permitían ocupar cargos públicos. Sin embargo, los redactores de la carta de las naciones unidas tuvieron la previsión de referirse deliberadamente a “la igualdad de derechos de hombres y mujeres”.
A partir de ahí, el problema tomó cada vez más relevancia, al ir revelando gradual -y más ampliamente- la profunda desigualdad de las mujeres reflejada en conductas y prácticas discriminatorias, las cuales hallan en la violencia su manifestación más extrema.
Con objeto de elaborar estrategias y planes de acción para el adelanto de la mujer, las Naciones Unidas han convocado a Cuatro Conferencias Mundiales y se han firmado y ratificado diversos Instrumentos Jurídicos, entre los que destaca la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW), considerada como la declaración de los derechos humanos de las mujeres.
Al firmar y ratificar estos Instrumentos, y participar de estos Mecanismos el Estado Mexicano se compromete a su cumplimiento, además de que, en concordancia con el artículo 133 de nuestra Constitución Política, son Ley Suprema de la Unión. Por eso toman mayor relevancia las acciones y medidas implementadas por el gobierno del Distrito Federal para la igualdad de las mujeres puesto que se orientan a cumplir con obligaciones adquiridas por el país en el concierto internacional.